El Comercio Justo nació para compensar los desajustes sociales provocados por una globalización económica liberal.
Con el Comercio Justo se intenta evitar las grandes diferencias entre el precio que pagan por un producto los consumidores del primer mundo y el dinero que se les paga a sus productores en vías de desarrollo, además de asegurar los derechos de los trabajadorxs.
El Comercio Justo ofrece una vía de cooperación al alcance de todxs: ciudadanxs, instituciones públicas y organizaciones.
La compra de productos de Comercio Justo ofrece una alternativa sostenible a empresas y administraciones permitiendo mejorar su ética institucional participando como agentes de cooperación internacional.
El comercio justo se revela hoy día como una verdadera alternativa de orden económico y social, capaz de rescatar al Comercio de la injusticia y reorientar la estructura y valores de la economía internacional
Comunicar a los consumidorxs finales que los productos que adquieren de Comercio justo han sido elaborados en condiciones dignas.
Las Organizaciones de comercio justo, comercian teniendo en cuenta el bienestar social, económico y medio ambiental de los productorxs marginadxs y no maximizan sus ganancias a costa de ellos.