La industria textil se ha convertido en una de las más contaminantes del planeta. El 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales están vinculadas a la fabricación de prendas, pero también hay otros factores como la contaminación por vertidos y microplásticos. A ello, debemos sumar las vulneraciones de los derechos humanos que se producen en la mayoría de las fábricas del sector.
«Las fábricas vierten residuos tóxicos en los cursos de agua, exponiendo a trabajadoras y población local a sustancias perjudiciales para la salud»
A las emisiones y los vertidos, debemos sumar los materiales que, en ocasiones, suponen una amenaza importante para los ecosistemas. Un ejemplo es la viscosa, «un elemento muy utilizado para dar ligereza a prendas de verano cuya producción es tremendamente contaminante», explica Vigara. Un informe de la organización ecologista denuncia el uso sistematizado de esta sustancia que contamina los cauces fluviales aledaños a las fábricas.
MODA SUCIA
El estudio también hace hincapié en las relaciones existentes entre las fábricas contaminantes y las mayores cadenas de ropa europeas y norteamericanas como H&M, Zara/Inditex, ASOS, Levi’s, Tesco, United Colors of Benetton, Burton, Marks & Spencer, Asda, Dockers, Haggar, Next, Debenhams, Matalan y Van Heusen.
H&M, por ejemplo, compra directamente a siete de las fábricas contaminantes investigadas en el informe e Inditex a cuatro. Aunque varias de estas marcas se han comprometido a utilizar pulpa de madera ecológica para producir la viscosa, los procesos de fabricación que se utilizan siguen ignorándose en buena medida y apenas se tienen en cuenta a la hora de elegir a las empresas que abastecen el producto.